miércoles, 27 de marzo de 2013

L'imagination, le mal de tête


Piloto automático, nave sin rumbo
derivando nebulosas que explosionan dejando tras de sí tan sólo un leve olor a batido de fresa.
Refunfuños de anciano y calvas en medio de la borrasca
pierdo facultades, pierdo propiedades, pierdo direcciones.

Pero el hielo se sigue derritiendo en mi boca y sigue lloviendo sobre mis manos.
Y el alcohol tarda un poco más en evaporarse y pegarse a mi piel.
Dormiría en una cueva en llamas, para despertar en un campo ceniciento, a mil kilómetros de aquí, tal vez.

Retozar es imposible hoy,
qué mejor excusa que la niebla cerebral.

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