domingo, 13 de enero de 2013

Año nuevo chino



Candy Fawles caminaba envuelta en niebla. Hacía frío, el suficiente como para no terminarse un cigarro con una mano. Empezaba con la derecha, acababa con la izquierda.

Se encontraba en estado de caos, con intención de ordenarlo, pero no aún. Cuando las flores entrasen en celo lo haría.

Comenzaba a entender cosas y, ahora sí, creía poder explicarlas. Tres años mal planteados, uno para arreglarlo todo. Uno que se despliega en dos, y se sostiene sobre el eje de aguantar una pequeña y afilada presión. El de asentir, sonreír, y fingir no saber. Y esperar, asida a un saliente en medio del absurdo correr de los meses.


Nancy caminaba bajo la lluvia. Había necesitado tanto esa oscuridad y ese frío... Echaba de menos las vacaciones. Hubiera seguido caminando horas de aquella manera si hubiera podido. Pero el camino se acababa.

Se le estaba mojando todo, el pelo, la ropa, los ojos... Pero se encontraba a gusto. Eso era bueno.