miércoles, 29 de septiembre de 2010

Pensar es tan malo como dejar de hacerlo



Es como dejar de regar todas las raíces en un solo día
Como resquebrajarse en la esquina derecha de la cadera
Pero rascas, y sólo consigues que los pantalones se te den de sí.
y ni las costras cicatrizan, sólo se pelan
y pican
y mientras salgo de estupores que hacen dudar de mi civismo,
caigo en sueños de árboles cuyos frutos son muñecos mal atados de paja seca
símbolo sin duda de algún tipo de ritual que no existe
o que existirá, pero que nunca existió.
Se me caerán las pestañas de tanto restregarme los ojos,
se me caerá la piel de tanto arañarla
las palabras adecuadas ya se me cayeron hace tiempo a la sombra del final de un verano que nunca acababa