miércoles, 30 de marzo de 2011

This is what you should fear



_Lloras, mi querida niña estúpida?
_No
_No mientas, te estás restregando los ojos.
_Es que me duele
_¿Qué es lo que te duele?
_... Mirar

Y según miraba se iban rajando las medias de la señora que se sentaba a su lado. Y el borracho que tenía yo al lado empezaba a cabecear, murmurando incongruencias.
Y tal era la gravedad de sus pequeñas emociones que no me hubiera extrañado que despertásemos todos ocho días después intentando despegar nuestras ropas del suelo.
Despertaríamos desnudos y aturdidos, tal y como vinimos al mundo.
Yo me mofaría de la barriga prominente del tipo que ahora me mira de reojo. Y él, enfurecido, me intentaría quitar el monóculo; que no estaría en el suelo, puesto que conozco a mi querida niña como cada uno de los pelos de mi caótico bigote, y la cuenca de mi ojo derecho tiene más fuerza que su pesar.

No sé en qué momento decidió mi dulce niña desdoblarse en mí, ni en qué momento decidí yo desdoblarme en ella. Antes éramos un solo ser. Pero nunca logro recordar si éramos yo o ella.

martes, 22 de marzo de 2011

Ráfagas

y ráfagas
de aire frío que me gusta
que me acaricia la piel y me tapa la boca
Se me anexionan los pensamientos,
y siento cómo mueren temblando las corduras en el abismo que se me ha abierto en los labios.
¿Dónde pierdo las palabras?
Me las fusilan sin vendarles los ojos, porque no lo necesitan.
Llevo días trenzando y no sé para qué,
si trenzo una soga o trenzo un arnés.
¿Qué dices? ¿Qué dejas de decir?
Cállate


sábado, 12 de marzo de 2011

A punta de pistola



Hay gente que te cuenta sus historias a punta de pistola,
porque no saben escuchar, porque sólo saben escuchar, o porque en sus casas no les hacen puto caso.
Por eso o por otras cosas, la mujer de la gabardina enganchó su paraguas en mi codo y me llevó a un callejón oscuro;
y a punta de pistola, con el cañón pertinentemente colocado en mi sien, me lo contó:

"Ayer soñé que tenía un falo gigantesco y meaba. No sé por qué no follaba, ni siquiera me hacía una triste paja..."

No sabía qué decir, ni si debía decir algo, pero esto dije:

"El "Papillon", putas a mogollón"

La mujer bajó el arma y salió corriendo, llevaba tacones rojos.

Salí del callejón e intentando orientarme me encontré con el "Papillon", llamativo neón en la puerta, misteriosa incertidumbre en su interior. Empujé la puerta con el hombro y me encontré en un cuartucho oscuro, barra a la derecha, escenario al fondo. Y allí estaba ella. Bajo un foco tenue, rodeada de un harén de polillas que la desnudaban poco a poco. Creo que cantaba, pero poco recuerdo; eso sí, llevaba tacones rojos.

Tengo el dedo en el gatillo y muy mala puntería. Tengo el dedo en el gatillo y no sé a dónde estoy apuntando.

domingo, 6 de marzo de 2011

O algo así



Cristalizaba bajo la atenta mirada de mis rodillas,
solidificaba al son de mi respiración entrecortada
Proveniente de unos pulmones dolientes,
de una garganta ajada por pesadillas cubiertas de sudor frío
Sacaban la lengua y se iban,
qué clase de burla es esta?
Tres líneas perfectamente paralelas, perfectamente rojas, perfectamente indoloras.
Obra del diablo, o de las ligas de una monja, o algo así
Dos minutos para decir lo que pienso,
o para callar lo que no quiero pensar.
Si yo fuera rico,
encontraría la manera de dejar que Coca Cola hiciese publicidad pretendidamente lacrimógena,
o algo así.

martes, 1 de marzo de 2011

Falocidad


A mis pececicos los enveneno cuando quiero, porque nunca mueren.
Se tienden en el fondo de su pecera redonda, de plástico, para volver a flotar ingrávidos mañana.
El prototipo de paleta se come mis dedos sin piedad, su cómplice es el viento frío este que decidió aparecer hace poco.
Y qué hago yo sin dedos?
Morderme las uñas.
Hacer nudos con mis líneas interiores y perderme en laberintos de cicatrices viejas, y manchas de mierda nuevas.
Oyes mi cuello? Se rompe bajo el peso de mi cabezonería