lunes, 1 de marzo de 2010

Voladuras amorfas


Juicios de cobardía,
haches estrechas
papel de estercolero
y piedras que rugen
como pájaros al río.
Y entonces comprendes tantas cosas,
que retomas lo aparentemente perdido,
y lo más esplendoroso de todo, es que creces cual hierbajo
soterrado en alquitrán, y recuerdas, y
asientes a pesar del escozor y despides los abismos sin sus globos de colores y repasas escalas cromáticas con sabor a agua del mar.
Limpia, latente, llena de vida
sales de casa sin echar el cerrojo
violentas pastillas seducen mi armario y revolotean...
sólo revoloteas.
Vives bajo la luz, duermes bajo la sombra.
Te asustas de la vertiginosidad de la ventana abierta, pero respiras, al fin.
Los susurros valen más que un alarido en la noche.
La luz adecuada es la perfecta tragicomedia.
El seno de los garabatos corretea por mis sienes y, en consecuencia, sueño con peces.
Algún día dejaremos de existir, algún día romperemos la botella vidriosa
Y flotaremos inertes, sin constancia de lo inútil.
Es de saber que me solventa cualquier teatro de sombras cubiertas y brilla, en la oscuridad?
El sentido común del transeúnte aborregado.
Calla, armazón traicionero!
Si supieras lo que yo quiero...
Mataría en un hervor, moriría en un hervidero
sendero de aire mustio que musitas en enero
No, ya no puedo más, aunque vuelen por mi mente ya no las puedo cazar.

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