sábado, 22 de agosto de 2009

Balla jilipoyez


Mis veranos siempre guardaron días de reflexión, hastío y tedio
Oscuros, pegajosamente cálidos y nauseabundamente anoréxicos
Aburrimiento puro era el que me empujaba a retomar viejas costumbres
Acallaba voces, hacía espacio a la retrospectiva
Que extrañamante agradable era cubrirse de una nube de mi misma
Y que desagradable era palpar y conocer aquella nube hasta la saciedad
Hasta que nada nuevo quedaba por descubrir
Hasta que lo único que hacían las lentes eran enfocarla dolorosamente
El tiempo se desbordaba por todas partes,
caía a borbotones por entre las sábanas calientes
y sufría las tergiversadas conversaciones de una mente desvaída
que ya no distinguía entre el proyecto y la sombra.
Mis veranos siempre guardaron días en los que los colores se derretían entre las agujas del reloj...

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