suspiró profundamente y parpadeó intentando luchar contra unos ojos que amenazaban con punzadas secas
pero, que veía?
La puerta que nunca quiso ver abierta, y nada más?
Nada más, por ahora
Dio medio paso, y posó su mano en el pomo,
pero, que pomo?
No existía tal cosa
Y un sudor frío recorrió el largo de su espina dorsal, al tiempo que el ácido recuerdo de un café matinal empañaba sus dientes lacados
Por qué?
Él sólo buscaba crudeza, y realidad
pero la mayor parte de las veces se topaba con una desagradable sensación de identificarse en una escena que pronto le resultaba imposible de olvidar, y su pegajoso recuerdo no se despegaba de sus manos.
Él sólo quería dormir bajo un techo de cartón y vivir con la ventana abirta y las luces encendidas
Pero entonces, llegaba el miedo
Miedo a vivir, miedo a morir, miedo a dejarse puertas entreabiertas...
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