martes, 23 de abril de 2013

Agitar antes de usar


Hasta ahora nada renace.

Hasta ahora la paciencia.

Tremendismo para tí, hormigueo para mí; en la planta de las manos, en la palma de los pies.

Caben más gotas de sudor entre mis manos que equívocos en su discurso.

Caben veinte palomas tullidas, en el frío del sótano, viernes tarde.


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Nancy tenía unas ganas locas de retozar por el césped soleado, eso rumiaba mientras curaba con saliva sus rodillas sangrantes. Una caída absurda en el asfalto, de esas en las que nadie desea ser visto.

Candy se encogía tras las gafas de sol. Calentaba sus manos al calor de sus corvas, que un día ya lejano parecieron patas de pollo. Al sol. Hacía mucho que no piaba. Ahora comía pepitas de chocolate sin descanso, temiendo que se derritiesen en otro lugar que no fuera su boca.

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