martes, 25 de octubre de 2011

Espectoraciones


No queda lugar para los que callan, no queda lugar para los que nacieron con las comisuras de los labios descendentes, no quedarán reductos rurales para los ermitaños no-frost.
A veces no queda otra.
A veces, clavarse en el suelo al margen de la corriente arranca los párpados de su hermetismo huracanado y se traga; agua, sal, bosquejos de tinta y nada.
Violeta a más no poder, amoratada la tráquea y la mandíbula colgando de su bisagra estiloidea, los dientes descarrilados, la nariz un surco rojo, y la empatía cubierta de mugre... Traducción, un bostezo, una ligera mueca de asco, y un calculado deslizamiento del cuerpo hacia el suelo.
Nunca curaré, por tanto... nunca más enfermaré. Optimismo a pelo, sin azúcar, sin leche, amargo como... como qué? Como la sonrisa forzada del idiota empañando el cristal? Como el dedo simiesco que se arrastra sin piedad por el campo de batalla de la precipitación infantil.

1 comentario:

  1. Asistimos ajenos al derrumbe , ingenuos que no nos aplastara tambien.

    mientras lo contenemos conbloques de poesia a palo seco.

    ( lo anoto para comentarlo en un aproxima entrada ) . gracias , un abrazo.

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