martes, 30 de agosto de 2011

Agosto



La destrucción sin huella humana se me empieza a antojar utopía.
Y vuelve mi raya en medio,
y de fondo estalla esta tos que viene de súbito y parece no acabar nunca,
que flemática me ahoga en la oscuridad.
Y volverán a abrírseme las manos,
síntoma de trementina al viento.
Ya llegó hace un par de semanas con su luz de cristalera ahumada
respiración entrecortada, cosquilleos en la tráquea
no los oigo, están blindados, al sonido, al contacto,
al olor pegado a las sábanas
que se me pegan a mí de madrugada,
agostadas.

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