Me movía, se movía...
Pero al intentar enmarcarlos... me estorbaba una gran fuente de luz blanca
Malditos faroles, faroleros, linternas!!
Y a ello prosiguió el camino oscuro, un atajo
un atajo que me gusta, un puente que me asusta, una exhibición de partes que no acaban de encajar
y luego, el ridículo... un abismo ruidoso que me apagaba la música
Un ridículo camino que serpentea a lo largo de la rugiente carretera
exactamente igual que aquel día,
el mismo frío, pero en absoluto la misma oscuridad, la misma soledad
Ya no me obligué a dar tumbos, fijé la mirada al final, sin rumbo
Cansada, pesada, con armas a la espalda
Para rematar, el cruce final; inconsciente al principio, consciente a la mitad, era un atentado contra la línea horizontal.