domingo, 2 de diciembre de 2012

Labrat



Genérico corría en su rueda por la noche, en frenesí constante, su corazón no latía, zumbaba. Sus ojos rojos no veían más que una sucesión de nadas. Porque por la mañana tocaba dormir hecho una bola bajo el serrín. Genérico intuía que aquel serrín era una mentira. Pero qué podía hacer sino olisquearlo con gusto.

Cristal, cristal, cristal, agujero.

Y de vez en cuando llegaba Gran Mano. Sólo a veces, pero desde hace mucho tiempo, Genérico imagina que Gran Mano pertenece a un gran bebé retrasado. ¿Cómo se explicaba si no la lluvia sin nubes? ¿El sustento que aparece siempre antes de agotarse del todo? ¿La sensación de que un ente cabrón te gasta una broma cuando menos te lo esperas? Pero claro, a Genérico se le olvidaban esas cosas cuando Gran Mano revolvía su hogar. Gran Mano siempre se acercaba a traición, desde algún lugar al que los ojos de Genérico no llegaban, sin mirar a la cara jamás. El único aviso posible era ese redoble pesado que hacía cosquillear el fondo del estómago.

Y de pronto, Genérico no sabía dónde estaba. Conocía el lugar por haber estado allí más veces, pero nunca sabría ubicarlo. Era el lugar en el que debía andar con los ojos entornados porque la luz hacía algo de daño, donde todos los sonidos que salían de su cuerpo se hacían más grandes que él, y por más que alzase el hocico, no percibía más que el tacto del aire rozándolo por dentro. Y siempre, la necesidad de explorar. Y al poco, la náusea. Y al final, el estremecimiento, como si de una mosca contra el cristal se tratara.

Lo normal era despertar de nuevo en su hogar, y encontrarse corriendo en su rueda.


4 comentarios:

  1. Precisamente esta es la denuncia del especicismo , crearnos una aparente realidad en pos de una supuesta superioridad.
    Darse cuenta de ello es ya asumir un escalon mas.
    El ser humano erroneamente en vez de manifestar su condicion animal se empeña en mostrar su bestialidad.

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    1. no iba exactamente por ahí la cosa... pero tampoco estoy en desacuerdo con lo que dices

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  2. Hace poco decidí releer 1984 de Orwell porqué creo que la voy a comprender mucho mejor que cuando la leí hace años. Tu texto me ha llevado a pensar de nuevo en aquella novela, no sólo por esa Gran Mano que parece una referencia, sinó porqué allí también se compara la vida humana con la de los ratoncitos.

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  3. A veces tengo la sospecha
    de formar parte de algún
    experimento científico
    o ser víctima de una
    broma pesada.

    Como conejillo de indias
    o directamente pobre desgraciado.

    De ser así, no me atrevo
    a preguntar con qué
    finalidad?

    http://safolliacorcant.blogspot.com.es/2012/08/designi-o-putada.html

    Puede que fuera mas exacta esta manera de expresarlo.
    1984 gran distopia , en la cual esta realidad en la que ahora vivimos es mas sutil .

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