La farmacia rebosante de ancianos, la cola serpenteando por el pequeño establecimiento para optimizar espacio. El flujo de clientela no hacía más que crecer, ancianos subidos al mostrador, enganchados a los estantes, apilados, hacinados... DSTA. Detesto Saber Todo Ahora. Por eso van a olvidar, por buscar algo más fuerte que lo que les pueda ofrecer un bar. Y la farmacia abarrotada de anuncios de productos para adelgazar, tonificar, reducir... carne. Vientres planos, culos prietos, piernas de gamo y la madre de Bambi muerta.
Muerte.
Y una joven comprando acetona pura, que no utilizaría jamás en su vida. Y un joven comprando dextrometorfano hidrobromuro, que utilizaría asiduamente a lo largo de los próximos años.
Muerte, en definitiva.
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Me gusta ese momento en el que de pronto, sabes exactamente qué es lo que estás buscando.
El gran negocio está siempre en vender miedo: miedo a ser gordo y feo, enfermo o estar muerto. Y pocos escapan a esos miedos.
ResponderEliminarPor suerte hay instantes en los que uno sabe.
Miedo a conocer el miedo, miedo a pensar... sí, tremendo señor el miedo este...
EliminarGracias por seguir y comentar!