lunes, 12 de marzo de 2012

Campo abierto



Candy Fawles comenzó a venderse, barato. Pestañas postizas, obscenos reflejos dorados en el pelo; y en los labios carmín, estridente.
Solía despertar con los ojos secos, algún corte insospechado en la epidermis, y algún recuerdo que no era suyo rondándole las sienes. Como bragas ajenas. No sabía de donde salían, pero ahí estaban, y no eran de nadie.
Aun así se sentía bastante competente. Ufana por dentro, indiferente por fuera. Achinando los ojos (había olvidado las gafas de sol en alguna parte, tal vez en algún lugar junto a sus bragas), dio buena cuenta de las babas que quedaban en el fondo de la litrona de cerveza.

Nancy Fawles no quería ir al colegio. Quería tumbarse bajo la sombra de algo que no fuera la tapia del colegio. Quemaba los bajos de la falda de su uniforme con un mechero con el que se topó en primavera. No se le había ocurrido qué uso darle hasta hoy.

2 comentarios:

  1. Memantengo expectante a los sucesos de estos s personajes.
    Lo que me intriga es si son dos personas distintas y en caso afirmativo si guardan algun parentesco.Espero pueda disiparmela duda.

    Gracias y buenas letras.

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    1. Acabo de conocerlas, así que yo tampoco sé si son personas distintas. El día que lo sepa, me llevaré la misma sorpresa que tú.

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