jueves, 15 de diciembre de 2011

A patadas si hace falta


Son sólo palabras, y no se las llevará el viento.

Antes del acueducto, eras una niña...

una niña cómo?

Una niña que anhela recibir honores.


Unas ganas ridículamente incontenibles de reír a carcajadas en el funeral, una lágrima rauda y veloz en mitad de orgasmo. Qué pasa? Claro caso de erotanatósis. Eso es terminal? Es crónico, congénito, autoinmune... y degenerativo. No hay paliativo que valga, porque lo que hay que hacer es mirarlo de frente y conversar con ello hasta altas horas del amanecer; y toda la carrerilla que se coja para finalmente zambullirse nunca será suficiente, pero ahí estará el océano. Y cuanto más duela el salto, tanto más placentera será la sumersión.

Se revolcaba en el fango sabiendo que pronto llegaría la tormenta, rodaba por la arena sabiendo que tenía la orilla del mar cerca, colgaba de la rama más alta del bosque sin recordar qué distancia había entre el suelo y el cielo.


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