Y yo, como una niña tonta,
preguntaba cosas que ya sabía.
Y yo, como una niña errática,
ponía excusas a mi lento caminar.
Se me agolpan los solsticios en la memoria
y estallan, en pequeñas explosiones.
Pierdo el tiempo,
pero gano en escritura.
Porque… parece que ha vuelto.
Así que no dejaré de coger autobuses que no llevan a ninguna parte.
A alejarme del mundo más.
Porque soy agua y no estoy en ninguna parte.
Del jarro al suelo,
de la garganta al río.
De la nube al vaso…
y puede que ni haya vuelta.